En la Ribera del Duero Burgalesa, Fuentecén, donde la vid ha sido testigo del paso de generaciones, nace TresPiedras a través de Jorge Arandilla. No es solo un proyecto, sino un legado familiar construido con paciencia y dedicación. Desde hace más de un siglo y a través de cuatro generaciones, la familia Arandilla ha cultivado estas tierras, preservando un viñedo que ha resistido el paso del tiempo.
Todas las viñas son en propiedad, un patrimonio vivo que se cuida con la misma entrega que en sus orígenes. En estas parcelas singulares, donde la filoxera no logró borrar la memoria de la tierra, conviven una diversidad excepcional de variedades como la Bobal, la Garnacha, el Albillo, el Tempranillo, la Malvasía... Cada cepa es una huella del pasado, una expresión única de su entorno. A través de selecciones masales y elaboraciones parcelarias, TresPiedras busca capturar la esencia más pura de cada viñedo, permitiendo que el terroir hable con honestidad y personalidad.
El respeto por la tradición y el equilibrio con la naturaleza son los pilares de este proyecto. No se utilizan herbicidas ni productos sistémicos; el viñedo se trabaja como antaño, con esfuerzo y compromiso, siguiendo prácticas ecológicas que garantizan la sostenibilidad del entorno.
2022 marcó el inicio de un nuevo capítulo con la primera añada, reflejo del trabajo minucioso en cada viña y cada barrica. Más que una bodega, TresPiedras Fuentecén es un testimonio de amor por la tierra, una declaración de principios y un homenaje a la viticultura tradicional. En cada botella late la historia de un viñedo único, y en cada sorbo, la voz de una tierra que se niega a ser olvidada. Su firme compromiso con el cultivo ecológico, la investigación con variedades autóctonas y la elaboración de vinos de parcela a partir de sus propios viñedos, otorgan a este proyecto una consistencia y singularidad incomparables